
Dice un conocido dicho: “nueces para el amor, aceitunas para el olvido”. Muchos quizás lo conocen como: “nueces para el amor, alcauciles para el olvido”; en fin, a tal caso es lo mismo, solo que yo desde chica lo conozco así.
Últimamente me estuve quedando con las aceitunas, no se porque lo hacía, quizás porque me acostumbre a ellas y porque era la opción mas cómoda de elegir.
Cada vez que las cosas no salen como esperamos entristecemos y solemos pensar que no vale la pena volver a intentarlo, sí, esa es nuestra primera opción. Se nos rompe el corazón y… ¡Pum! Creemos que quizás esa explosión será eterna.
Y fue ahí que elegí las aceitunas. No quise pensar demasiado y me di por perdida. Sí, me quede con las aceitunas, ¿pueden creerlo?...
Pero descubrí algo. Las aceitunas no nos salvan, no salvan a nadie. No te salvan ni a vos, ni a mí.
No perdamos la esencia. Muchas veces dejamos de ser quienes somos por las heridas que almacenamos; nos endurecemos de a poco, a lo largo de los años, a medida que vamos creciendo. Y entonces… ¿y entonces qué? Comenzamos a cuidarnos, dejamos de querer como solíamos querer, no nos dejamos sentir, no nos dejamos amar…dejamos de decir lo que sentimos. Tal vez esté equivocada, pero yo descubrí que no quiero perder mi esencia porque en el fondo…yo muero por las nueces.
Por eso hoy deseo de todo corazón que no tengamos miedo a tomar las nueces del frasco.
Permitámonos regalar nueces y que nos regalen nueces. Porque las nueces son día a día el alimento para el alma.
Últimamente me estuve quedando con las aceitunas, no se porque lo hacía, quizás porque me acostumbre a ellas y porque era la opción mas cómoda de elegir.
Cada vez que las cosas no salen como esperamos entristecemos y solemos pensar que no vale la pena volver a intentarlo, sí, esa es nuestra primera opción. Se nos rompe el corazón y… ¡Pum! Creemos que quizás esa explosión será eterna.
Y fue ahí que elegí las aceitunas. No quise pensar demasiado y me di por perdida. Sí, me quede con las aceitunas, ¿pueden creerlo?...
Pero descubrí algo. Las aceitunas no nos salvan, no salvan a nadie. No te salvan ni a vos, ni a mí.
No perdamos la esencia. Muchas veces dejamos de ser quienes somos por las heridas que almacenamos; nos endurecemos de a poco, a lo largo de los años, a medida que vamos creciendo. Y entonces… ¿y entonces qué? Comenzamos a cuidarnos, dejamos de querer como solíamos querer, no nos dejamos sentir, no nos dejamos amar…dejamos de decir lo que sentimos. Tal vez esté equivocada, pero yo descubrí que no quiero perder mi esencia porque en el fondo…yo muero por las nueces.
Por eso hoy deseo de todo corazón que no tengamos miedo a tomar las nueces del frasco.
Permitámonos regalar nueces y que nos regalen nueces. Porque las nueces son día a día el alimento para el alma.
4 comentarios:
Hola dani...
Buen muy bueno tu relato. "ahora entiendo tu viejo nick"
Como te dije ya en otras oportunidades, tus relatos son geniales.
Besos miles y no reprimas tus dotes literarios q son dignos de disfrutar.
Rodri
muy bueno muy bueno.. la verdad que tenes razon... me gustaria que sigas escribiendo asi, lo lei de pasada sin interes y la verad que me gusto mucho.. sos muy buena escritora
ignacio
me uno a estos destinatarios desconocidos para mi... vivan las aceitunas!!!! (aunq las odio en realidad!jaja) Sabes q me gusta mucho como escribis y que te quiero mucho mucho mucho!!! Tu amiguita..Mariu!
jajaja..!!! se me escapo la tortuga y mezcle el dicho! perdon dani, soy una larva.. aguanten las nueces!! vieron, las aceitunas no me gustan, posta..jajajja BESITO DANI!!! apostemos al amorrr!!!
Miu chiquitita..
(sepan disculpar, dormi cuatro horas nada mas)
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