martes, 29 de abril de 2008

Archivador de emociones


Que bueno sería dejarse sentir...sin razonar demasiado las cosas que sentimos.

Desde mi cuello se amarra una llave con cadenas invisibles que es la guardiana de las emociones archivadas. Desde que nací que la llevo a cuestas, pero no me incomoda…salvo raras excepciones en las que la llavecita llama a gritos desesperados y la cerradura niega oírla.

Es difícil poder hacer que convivan en paz la cerradura y la llavecita; porque ambas tienen una forma de manejar las cosas muy distintas. La primera es extremadamente racional y de acorde a mi estado de ánimo, rara vez deja influenciarse por la segunda. En cambio ésta última es muy impulsiva, muy sentimental, apasionada, susceptible, delicada… y por estas razones suele sufrir demasiado, porque si por ella fuera, haría siempre lo que siente…pero la cerradura boicotea sus pensamientos con razones, muchas veces estúpidas y sin sentido, pero al fin razones que bastan para arruinar los planes de la llavecita.

Y es así que muchas veces seguimos caminando y hacemos oídos sordos a esta lucha infranqueable que llevamos a cuestas. Porque sí, porque es realmente agotador…porque en el fondo de todo este meollo estamos nosotros. Al final de todo este maldito acontecimiento, somos nosotros y no otros los que terminamos damnificados, los que terminamos decidiendo.
Decidir. Elegir.
Palabras fuertes ¿no?

Terminamos haciendo oídos sordos, sólo porque es lo más cómodo, lo menos cansador.
Total… “que se arreglen ellos ¿no? Yo me amoldo a lo que decidan”.

¿Y si en vez de tener que amoldarse nosotros a ellos hiciéramos al revés?
Sería lo más lógico, que emoción y razón; que llavecita y cerradura, sepan entender nuestros ideales, nuestros objetivos, nuestras verdades, nuestro amor. Y así todo sería más fácil, no tendríamos que andar cuidándonos en sentir y en que ese sentimiento parezca poco razonable.
¿Cómo puede un sentimiento parecer poco razonable? ¿Cómo? Por favor explíquenmelo. Si cuando de sentimientos y emociones se trata la razón podría hacer el intento de explicarlos…pero jamás llegaría a puerto seguro.

Que fácil sería poder decir con palabras todo lo que sentimos. Que fácil sería todo si nuestras acciones estuviesen apoyadas por los sentimientos en la totalidad de las veces.