domingo, 24 de septiembre de 2006

Lágrimas de ayer


Para que los miedos no vuelvan y nos permitamos llorar de vez en cuando.


Ayer lloré. Ayer lloré y no precisamente por vos. No se por qué lo hice, creo que me debía esas lágrimas. Son esas que quedan atragantadas por mucho tiempo, esas que el corazón mantiene encerradas hasta que un día piden a gritos ser liberadas.

Y es que ayer debe haber sido ese día. Necesitaba llorar, necesitaba esas lágrimas ¿sabes?

Así que me acosté con un libro y algunos pañuelos. Condicioné el ambiente, quería que todo salga perfecto y de esta manera justifiqué mi llanto con ese libro, uno que leo cada vez que quiero llorar.
Siempre solemos justificar la tristeza, pareciera que no podemos permitirnos ese tiempo de sensibilidad, esos momentos de llorar porque sí, porque se me dio la gana, porque quiero... Entonces un mar de millones de lágrimas acumuladas algún día se torna incontenible y rebalsa ...todo por no permitirnos.

Por eso lloré ayer. Me di cuenta de todo lo que mi corazón lleva dentro y no puede soltar. Sé que a veces hay que demostrar, sé que hay que dejarse sentir, dejarse amar...yo eso ya lo sé...
Busco las palabras, las busco en lo mas profundo de mi alma y no es que no las encuentre. No, no es eso; es que mi voz se niega a pronunciarlas, a decirlas. A decírtelas, a dártelas.

Porque una vez me prometieron el mundo y no me lo dieron, porque otra vez me mintieron y por aquélla otra vez que tuvieron miedo de sentir, como yo ahora y se escaparon. Pero yo no quiero escapar, yo no quiero dar la espalda...yo quiero hacer frente ¿me ayudas?¿me ayudas a creerte? Se que no hay motivos para no hacerlo, pero lo necesito. Necesito que los fantasmas del pasado no vuelvan, necesito tomarme bien fuerte de tu mano segura de que estoy haciendo lo correcto.
Porque yo quiero quererte, pero quiero quererte bien, aprender a hacerlo.

Por eso lloré ayer. Por la bronca y la impotencia que me genera poner un manto sobre mis sentimientos y sólo sacarlos a pasear un día cualquiera con un libro al lado ¿ahora entendés?
Ya lo ves, no lloré por vos. Lloré por lo que siento y este miedo a quererte que llevo dentro.
Lloré por las palabras que deseo darte y no salen. Lloré por el quiero y no puedo interminable.